Células especializadas en el páncreas, el estómago y las glándulas salivales producen enzimas digestivas. Estas enzimas digestivas de origen vegetal, junto con las que se encuentran en los alimentos vivos, facilitan la descomposición de los alimentos, lo que da como resultado su absorción y la eventual producción de energía. Cuando consumimos una comida, la producción de enzimas digestivas se convierte en una alta prioridad para el cuerpo y requiere mucha energía.

A pesar de este esfuerzo, es posible que las necesidades de enzimas digestivas aún no satisfagan las demandas del cuerpo y que queden alimentos sin digerir. Estas partículas pueden acumularse e impedir la adecuada absorción de nutrientes y provocar molestias digestivas.